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Directory Of Year 1963, Issue 1
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Las divergencias entre el camarada Togliatti y nosotros

Year:1963 Issue:1

Column: ARTICULOS

Author:

Release Date:1963-03-06

Page: 13-27

Full Text:  

El siguiente artículo es una traducción del editorial del Renmin Ribao, publicado el 31 de diciembre de 1962. Los subtítulos y los tipos en negritas son de la Redacción.

EL Partido Comunista Italiano es un partido que posee una gloriosa historia de lucha en las filas del movimiento comunista internacional. Tanto en los obscuros años de la dominación de Mussolini, como en los días difíciles de la Segunda Guerra Mundial y en la postguerra, los comunistas y el proletariado de Italia han logrado admirables hazañas en su heroica lucha. Los comunistas y el pueblo de China siempre han sentido una profunda estimación por los camaradas del Partido Comunista Italiano y el pueblo italiano.

El Partido Comunista de China, en consonancia con su permanente posición de reforzar la amistad entre los Partidos hermanos, a invitación del Partido Comunista Italiano, envió un representante a tomar parte en su X Congreso, celebrado a principios de diciembre. Esperábamos que este Congreso contribuiría al fortalecimiento de la lucha común contra el imperialismo y por la defensa de la paz mundial, así como también al robustecimiento de la unidad del movimiento comunista internacional.

Pero, a nuestro pesar y en contra de nuestras esperanzas, el camarada Togliatti y algunos otros dirigentes del Partido Comunista Italiano, en violación de los principios que rigen las relaciones entre los Partidos hermanos estipulados en las Declaraciones de Moscú y desatendiendo los intereses de la unidad del movimiento comunista internacional en la lucha contra el enemigo, atacaron de manera grosera al Partido Comunista de China y otros Partidos hermanos, en una serie de importantes problemas de principio.

El representante del Partido Comunista de China presente en dicho Congreso se vio obligado a declarar con solemnidad en su intervención que estamos en desacuerdo con los ataques y calumnias lanzados por Togliatti y algunos otros dirigentes del Partido Comunista Italiano contra el Partido Comunista de China. Sin embargo, Togliatti y algunos otros dirigentes del Partido Comunista Italiano manifestaron su "firme rechazo" a las opiniones planteadas por el representante del Partido Comunista de China, continuaron sus ataques contra el Partido Comunista de China y otros Partidos hermanos e insistieron en efectuar "el debate en público".

Contracorriente adversa al marxismo-leninismo

De esta manera, el X Congreso del Partido Comunista Italiano se convirtió en una parte destacada de la contracorriente recién surgida, que va en contra del marxismo-leninismo y socava la unidad del movimiento comunista internacional.

Divergencias de principio. En estas circunstancias, no podemos permanecer en silencio ante los ataques lanzados por el camarada Togliatti y otros camaradas contra nosotros y ante sus puntos de vista que van en contra de los principios fundamentales del marxismo-leninismo y los principios revolucionarios de las dos Declaraciones de Moscú, y nos vemos obligados a responder públicamente a esos ataques y puntos de vista. Queremos decir con franqueza que entre el camarada Togliatti y algunos otros dirigentes del Partido Comunista Italiano, por un lado, y nosotros, por el otro, existen divergencias de principio respecto a varios problemas fundamentales del marxismo-leninismo.

Luego de leer el informe general de Togliatti y su discurso de conclusión en el X Congreso del Partido Comunista Italiano, así como las tesis para dicho Congreso, uno no puede menos de advertir que Togliatti y algunos otros dirigentes del Partido Comunista Italiano se apartan cada vez más del marxismo-leninismo. Aunque Togliatti y otros camaradas, como de costumbre, ocultan sus verdaderos puntos de vista tras un lenguaje oscuro, ambiguo y de difícil comprensión, se puede ver con toda nitidez la esencia de sus puntos de vista una vez quitado ese fino velo.

Ellos abrigan las mayores ilusiones sobre el imperialismo, niegan el antagonismo fundamental entre los sistemas mundiales del socialismo y el capitalismo, el antagonismo fundamental entre las naciones oprimidas y las opresoras y, en lugar de la lucha de clases y la lucha antiimperialista en escala internacional, propician la colaboración internacional de clases, y abogan por el establecimiento de un "nuevo orden mundial". Ellos acarician las mayores ilusiones sobre la burguesía monopolista de su país, confunden la dictadura burguesa con la dictadura del proletariado, que son dos tipos de dictadura de clase diametralmente diferentes, y predican el reformismo burgués o sea, lo que ellos llaman "reformas estructurales", como substituto para la revolución proletaria. Sostienen que los principios fundamentales del marxismo-leninismo han quedado "anticuados", y desnaturalizan las teorías marxista-leninistas sobre el imperialismo, sobre la guerra y la paz, sobre el Estado y la revolución, y sobre la revolución proletaria y la dictadura del proletariado. Descartan los principios revolucionarios de las dos Declaraciones de Moscú, repudian las leyes universales de la revolución proletaria, o sea, la significación universal del camino de la Revolución de Octubre, y presentan el "camino italiano", que constituye el abandono de la revolución, como una "línea común de todo el movimiento comunista internacional".

En fin de cuentas, la posición adoptada por Togliatti y algunos otros dirigentes del Partido Communista Italiano se reduce a lo siguiente: Los pueblos de los países capitalistas no deben hacer la revolución, las naciones oprimidas no deben luchar por su liberación y los pueblos del mundo no deben luchar contra el imperialismo. Todo esto, en realidad, se adapta exactamente a las necesidades del imperialismo y la reacción.

En el presente artículo, no nos proponemos discutir todas las divergencias que existen entre el camarada Togliatti y algunos otros camaradas del Partido Comunista Italiano por un lado, y nosotros por el otro. Aquí sólo expondremos nuestros puntos de vista en torno a algunos problemas importantes en discusión.

I
El problema de la guerra y la paz

El camarada Togliatti y algunos otros camaradas difieren de nosotros, ante todo, en el problema de la guerra y la paz. En su informe general a este Congreso del Partido Comunista Italiano, Togliatti declaró: "Este problema ya se discutió ampliamente en la Conferencia de los Partidos Comunistas y Obreros celebrada en Moscú en otoño de 1960. Entonces, los camaradas chinos formularon algunos puntos de vista, los cuales fueron rechazados por la Conferencia." Hablando deliberadamente en términos vagos, Togliatti no mencionó cuáles eran los puntos de vista formulados por los camaradas chinos; pero, en seguida, manifestó que el problema de la inevitabilidad de la guerra era el origen de toda la discusión, lo cual evidenció que estaba acusando a los comunistas chinos de no creer en la posibilidad de evitar una nueva guerra mundial y a China de ser "belicosa".

Estas acusaciones del camarada Togliatti y de algunos otros camaradas contra el Partido Comunista de China carecen de todo fundamento y son falsas.

El Partido Comunista de China ha mantenido consecuentemente la posición de oponerse a la política de agresión y de guerra del imperialismo, de prevenir el desencadenamiento de una nueva guerra mundial por el imperialismo y de defender la paz mundial. Siempre hemos sostenido que, mientras exista el imperialismo, habrá terreno para guerras agresivas. No ha pasado el peligro de que el imperialismo desate una guerra mundial. No obstante, gracias a los nuevos cambios operados en la correlación de las fuerzas de clase en la arena internacional, si se unen todas las fuerzas de la paz del mundo, forman un frente único para la lucha contra la política de agresión y de guerra del imperialismo encabezado por los EE.UU. y mantienen una lucha resuelta, es posible conjurar el desencadenamiento de una nueva guerra mundial por el imperialismo. Si el imperialismo se atreve a correr el riesgo de imponer una nueva guerra mundial a los pueblos del mundo, el desenlace de ella será inevitablemente la destrucción del imperialismo y el triunfo del socialismo. Estos puntos de vista los expusimos en las Conferencias de Moscú de 1957 y 1960. Los documentos conjuntos aprobados en las dos Conferencias de Moscú incluyeron y no rechazaron como afirma Togliatti estos puntos de vista nuestros.

Puesto que Togliatti y algunos otros camaradas conocen muy bien la posición del Partido Comunista de China respecto al problema de la guerra y la paz, ¿por qué, entonces, se empeñan en tergiversarla y atacarla? ¿En qué consisten las verdaderas divergencias entre ellos y nosotros?

Se manifiestan principalmente en los tres problemas siguientes:

El origen de la guerra contemporánea. Primero, el Partido Comunista de China considera que el origen de la guerra contemporánea es el imperialismo. El imperialismo norteamericano es la fuerza principal para la agresión y la guerra y el peor enemigo de todos los pueblos del mundo. A fin de defender la paz mundial es necesario desenmascarar continua y totalmente la política de agresión y de guerra del imperialismo para que así todos los pueblos del mundo mantengan un alto grado de vigilancia.

El hecho de que las fuerzas del socialismo, de la liberación nacional, de la revolución popular y de la paz mundial hayan sobrepasado a las fuerzas del imperialismo y de la guerra no ha cambiado ni puede cambiar la naturaleza agresiva del imperialismo. El bloque imperialista encabezado por los EE.UU. está ocupado en una frenética expansión armamentista y en preparativos de guerra y pone en peligro la paz del mundo.

Aquellos que atacan calumniosamente al Partido Comunista de China, califican nuestros infatigables esfuerzos encaminados a denunciar los planes de agresión y de guerra del imperialismo, sobre todo, del imperialismo norteamericano, de manifestación de desconfianza en la posibilidad de evitar una guerra mundial; en realidad, a lo que ellos se oponen es a la denuncia del imperialismo. En muchas ocasiones se han opuesto públicamente a la denuncia del imperialismo. Aunque de palabra admiten que no ha cambiado la naturaleza del imperialismo, de hecho lo embellecen por mil y un medios, y divulgan entre las masas populares ilusiones hacia el imperialismo, y especialmente, hacia el imperialismo norteamericano.

Todo el mundo recuerda que hace tres años, después de las "conversaciones de Camp David", hubo gente en las filas del movimiento comunista internacional que propagaba a los cuatro vientos que Eisenhower deseaba sinceramente la paz y decía que este cabecilla del imperialismo norteamericano, igual que nosotros, se preocupaba por la paz. También está en el recuerdo de todos que, en diciembre de 1959 cuando Eisenhower llegó a Italia en su gira por Europa, algunos camaradas del Partido Comunista Italiano llegaron hasta pegar carteles, divulgar octavillas y organizar una gran bienvenida urgiendo a todos los partidos políticos y las personalidades de todos los sectores sociales de Italia que "saludaran" al unísono a Eisenhower. Una de las consignas de bienvenida decía: "Los comunistas de Roma saludan a Eisenhower y en nombre de doscientos cincuenta mil electores de la capital de la República Italiana expresan su confianza y determinación de que no se disuelva la gran esperanza de paz que ha inspirado en los corazones de todos los pueblos la entrevista entre el Presidente de los Estados Unidos de América y el Primer Ministro de la Unión Soviética." ("L'Unita", 4 de diciembre de 1959).

Ahora de nuevo oímos preconizar que Kennedy se interesa aún más que Eisenhower por la paz mundial y que, en la crisis del Caribe, Kennedy ha mostrado preocupación por el mantenimiento de la paz.

Cabe preguntar, ¿acaso es una política acertada para el mantenimiento de la paz mundial este procedimiento de pintar de color de rosa al imperialismo norteamericano? Las incursiones de aviones de espionaje sobre el territorio de la Unión Soviética, enviados por la administración de Eisenhower, la invasión de Cuba organizada por la administración de Kennedy, la agresión del imperialismo norteamericano en todas partes del mundo, y sus amenazas a la paz mundial y otros hechos semejantes, ¿no han demostrado en repetidas ocasiones que los cabecillas del imperialismo norteamericano no son ángeles de la paz, sino monstruos de la guerra? ¿Aquellos que han embellecido una y otra vez al imperialismo no están engañando acaso deliberadamente a los pueblos del mundo?

Es obvio que, si según estas gentes, el imperialismo norteamericano ya no es el enemigo de la paz mundial, por lo tanto tampoco es necesario luchar contra la política de agresión y de guerra del imperialismo norteamericano. Este punto de vista erróneo en descarada contradicción con las Declaraciones de Moscú, sólo puede desorientar a los pueblos del mundo amantes de la paz, perjudica la lucha por la defensa de la paz mundial y ayuda al imperialismo norteamericano a llevar a la práctica su política de agresión y de guerra.

Negociaciones y luchas de masas. Segundo, el Partido Comunista de China estima que la paz mundial se podrá garantizar con seguridad sólo a condición de que se libren luchas resueltas contra el imperialismo encabezado por los EE.UU. por medio del fortalecimiento continuo de las fuerzas del campo socialista, el movimiento nacional-democrático de Asia, Africa y América Latina, las luchas revolucionarias de los pueblos de distintos países y el movimiento por la defensa de la paz mundial. A fin de conseguir la paz mundial, es necesario apoyarse principalmente en la fuerza de las masas populares de todo el mundo y en sus luchas. En la lucha por el mantenimiento de la paz mundial, es necesario mantener, sobre este o aquel problema, negociaciones con los gobiernos de los países imperialistas, incluido el Gobierno norteamericano, destinadas a aliviar la tensión internacional, llegar a algún compromiso y a ciertos acuerdos, sujetos al principio de no lesionar los intereses fundamentales de los pueblos del mundo. Sin embargo, para conquistar la paz mundial jamás debemos apoyarnos sólo en las conversaciones, jamás cifrar las esperanzas en el imperialismo y jamás divorciarnos de la lucha de las masas populares.

Los que atacan al Partido Comunista de China deforman esta acertada posición nuestra afirmando que nosotros no creemos en la posibilidad de evitar una guerra mundial. En realidad son ellos los que no creen que se pueda conjurar una guerra mundial apoyándose en la fuerza y la lucha de las masas populares, y se oponen a hacerlo así. Ellos desean que los pueblos del mundo tengan fe en la "sensatez", las "garantías" y las "buenas intenciones" de los imperialistas y cifren sus esperanzas de paz mundial en la "conciliación mutua", "concesiones mutuas", "acomodo mutuo" y "compromisos sensatos" con el imperialismo. Con el objeto de mendigar la paz al imperialismo, ellos no se detienen en perjudicar los intereses fundamentales de los pueblos de distintos países, en renunciar a los principios revolucionarios e incluso exigir que otros también los sacrifiquen.

Innumerables hechos históricos prueban que la paz verdadera no se puede alcanzar en absoluto lesionando los intereses fundamentales de los pueblos, renunciando a los principios revolucionarios y mendigando la paz al imperialismo. Por el contrario, esto sólo puede exacerbar aún más la arrogancia de los agresores imperialistas. El camarada Fidel Castro ha dicho muy bien que "el camino de la paz no es un camino del sacrificio de los derechos de los pueblos, de las violaciones de los derechos de los pueblos, porque ése es precisamente un camino que conduce a la guerra."

Camino para salvaguardar la paz mundial. Tercero, el Partido Comunista de China sostiene que la lucha en defensa de la paz mundial, por una parte, y el movimiento de liberación nacional y la lucha revolucionaria de los pueblos, por la otra, se apoyan mutuamente y no se pueden separar. El movimiento de liberación nacional y la lucha revolucionaria de los pueblos constituyen una gran fuerza para debilitar las fuerzas belicistas del imperialismo y salvaguardar la paz mundial. Cuanto más se desarrollen el movimiento de liberación nacional y la lucha revolucionaria de los pueblos, tanto más beneficiarán a la defensa de la paz mundial. Los países socialistas, los comunistas de todos los países y los pueblos amantes de la paz del mundo entero deben apoyar firmemente el movimiento de liberación nacional y la lucha revolucionaria de los pueblos, deben apoyar firmemente las guerras de liberación nacional y las guerras revolucionarias populares.

Los que atacan al Partido Comunista de China acusan de "belicoso" este justo punto de vista nuestro, contraponen, de hecho, la lucha en defensa de la paz mundial al movimiento de liberación nacional y la lucha revolucionaria de los pueblos, así como a las guerras de liberación nacional y las guerras revolucionarias populares. Según el criterio de ellos, las naciones y los pueblos oprimidos deben limitarse a recibir "las dádivas" del imperialismo y los reaccionarios y no deben luchar contra éstos, pues de otro modo, estorbarían la paz mundial. Estas personas consideran que, cuando las naciones y pueblos oprimidos se hallan frente a la represión armada del imperialismo y los reaccionarios, se producirán "consecuencias irremediables" si se contrapone una guerra revolucionaria a una guerra contrarrevolucionaria. Tal opinión errónea sólo puede ser interpretada como oposición a que se levanten las naciones y pueblos oprimidos a hacer la revolución, y como una exigencia de que todas las naciones y pueblos oprimidos renuncien a su lucha revolucionaria y sus guerras revolucionarias y se sometan para siempre a la dominación tenebrosa y la esclavización del imperialismo y los reaccionarios.

Los hechos demuestran que cada victoria lograda por el movimiento de liberación nacional y por la lucha revolucionaria popular ha debilitado y asestado golpes a las fuerzas belicistas del imperialismo, y ha robustecido y aumentado las fuerzas de la paz mundial. Si se adopta la posición de temer y oponerse a la revolución, posición que conduce al movimiento de liberación nacional y a la causa de la revolución popular a reveses y derrotas, esto sólo perjudicará a las fuerzas de la paz y aumentará el peligro de desencadenamiento de una guerra mundial por el imperialismo.

En resumen, con respecto al problema de cómo evitar una guerra mundial y salvaguardar la paz del mundo, el Partido Comunista de China se ha pronunciado siempre por desenmascarar resueltamente al imperialismo, por reforzar el poderío del campo socialista, por apoyar firmemente el movimiento de liberación nacional y la lucha revolucionaria de los pueblos de diversos países y por unirse, en la forma más amplia que sea posible, con todos los países y personalidades del mundo amantes de la paz, y, al mismo tiempo, por aprovechar al máximo las contradicciones en el seno del enemigo y utilizar las negociaciones y otras formas de lucha. Todo esto, precisamente, tiene por objeto prevenir con eficacia una guerra mundial y salvaguardar la paz del mundo. Semejante punto de vista corresponde por completo al marxismo-leninismo y está en conformidad con las dos Declaraciones de Moscú. Esta es la línea acertada para prevenir una guerra mundial y salvaguardar la paz mundial. Persistimos en esta línea acertada, justamente porque tenemos la profunda convicción de que se puede evitar una guerra mundial apoyándose en la lucha conjunta de las fuerzas arriba mencionadas. ¿Cómo se puede entonces describir esto como falta de confianza en la posibilidad de evitar una guerra mundial? ¿Cómo puede llamarse a esto "belicosidad"? Si uno actuara en consonancia con las opiniones de los que atacan al Partido Comunista de China, esto es, embelleciera al imperialismo, depositara en él la esperanza de paz, adoptara una actitud pasiva y opuesta con respecto al movimiento de liberación nacional y la lucha revolucionaria popular, se sometiera al imperialismo y capitulara ante él, ello sólo acarrearía a los pueblos del mundo una paz falsa, o una guerra verdadera. Esta es una línea errónea que no pueden sino combatir resueltamente todos los marxistaleninistas, todos los pueblos revolucionarios y todos los pueblos que aman la paz.

II
Armas nucleares y guerra nuclear

En el problema de la guerra y la paz, las divergencias de Togliatti y algunos otros camaradas con nosotros se manifiestan además y señaladamente en la actitud hacia las armas nucleares y la guerra nuclear.

El Partido Comunista de China ha sostenido en forma consecuente que las armas nucleares poseen una capacidad destructiva sin precedentes y que, si estallara una guerra nuclear, la humanidad sufriría una calamidad jamás vista en la historia. Justamente por esta razón, hemos abogado siempre por la prohibición general de las armas nucleares, esto es, por la prohibición total de las pruebas, la fabricación, el almacenamiento y el empleo de las armas nucleares. Nuestro Gobierno ha propuesto una y otra vez establecer una zona desatomizada que abarque a todos los países de Asia y de la región del Pacífico, incluidos los Estados Unidos. También apoyamos de manera consecuente y activa todas las justas luchas que realizan los países y pueblos amantes de la paz del mundo entero por la prohibición de las armas nucleares y la prevención de una guerra nuclear. Los diversos alegatos en el sentido de que el Partido Comunista de China subestima la capacidad destructiva de las armas nucleares y quiere arrastrar el mundo a una guerra nuclear no son más que calumnias absurdas e infundadas.

¿Están "anticuados" los principios marxista-Ieninistas?En el problema de las armas nucleares y la guerra nuclear, la primera divergencia entre nosotros y aquellos que atacan al Partido Comunista de China es: se han vuelto o no "anticuados" los principios fundamentales del marxismo-leninismo sobre la guerra y la paz, después de la aparición de las armas nucleares.

Togliatti y algunos otros consideran que la aparición de las armas nucleares "ha cambiado la naturaleza de la guerra", y que "se debe agregar otras consideraciones a la definición del carácter justo de una guerra". Sostienen, de hecho, que la guerra ya no es la continuación de la política y que no hay ya distinción alguna entre guerras justas e injustas. De esta manera, niegan radicalmente los principios fundamentales del marxismo-leninismo sobre la guerra y la paz. Sostenemos que la aparición de las armas nucleares no ha cambiado ni puede cambiar los principios fundamentales del marxismo-leninismo sobre la guerra y la paz. En realidad, las numerosas guerras que han estallado en el mundo después de la aparición de las armas nucleares siguen siendo la continuación de la política, y aún existen guerras justas e injustas. Los que creen que ya no pueden dividirse las guerras en justas e injustas, están en la práctica en contra de las guerras justas o se niegan a apoyarlas, y se han deslizado a la posición del pacifismo burgués de oponerse a todas las guerras.

El futuro de la humanidad. En torno al problema de las armas nucleares y la guerra nuclear, la segunda divergencia entre nosotros y aquellos que atacan al Partido Comunista de China es: en fin de cuentas, debe uno mirar el futuro de la humanidad con pesimismo o con optimismo revolucionario.

Togliatti y algunos otros hablan con locuacidad sobre el "suicidio de la humanidad" y la "destrucción total de la humanidad". Creen que "es inútil incluso discutir cuál podría ser la perspectiva de los remanentes de la raza humana con respecto al orden social." Nos oponemos con firmeza a estos argumentos de pesimismo y desesperación. Consideramos que es posible alcanzar la prohibición general de las armas nucleares en las siguientes condiciones: el campo socialista goza de gran superioridad nuclear; la lucha de los pueblos contra las armas y una guerra nucleares se hace más amplia y más profunda; los imperialistas, al perder aún más su superioridad nuclear, se ven obligados a comprender que ya no causa más efecto su política de chantaje nuclear y que si se inicia una guerra nuclear, ello sólo acelerará su propia extinción. Hay precedentes, en el pasado, de la prohibición de armas de gran capacidad destructiva. Uno de ellos es el protocolo concluido en Ginebra por diversos países en 1925, que prohibió el uso en la guerra de gases asfixiantes, venenosos y otros similares, así como de los métodos bacteriológicos.

Si el imperialismo, después de haber tomado nosotros todas las medidas posibles por prevenir una guerra nuclear, la desencadena, sin embargo, a despecho de todas las consecuencias, esto conducirá sólo a la destrucción del imperialismo y de ninguna manera a la destrucción de la humanidad. La Declaración de Moscú de 1960 señala que "si los orates imperialistas desencadenan la guerra, los pueblos barrerán y sepulturarán el capitalismo". Todos los marxista-leninistas están profundamente convencidos de que el desarrollo de la historia conducirá necesariamente a la destrucción de las armas nucleares por la humanidad y de ningún modo a la ruina de la humanidad por las armas nucleares. Aquellos que sostienen la teoría de la "destrucción total de la humanidad" contradicen lo que afirman los documentos comunes del movimiento comunista internacional, lo cual sólo sirve para demostrar que han perdido por completo la fe en el porvenir de la humanidad y en el gran ideal del comunismo, y han caído en el pantano del derrotismo.

¿Cómo prevenir una guerra nuclear? En el problema de las armas nucleares y la guerra nuclear, la tercera divergencia entre nosotros y aquellos que atacan al Partido Comunista de China es: con qué orientación se puede alcanzar de manera eficaz el objetivo de prohibir las armas nucleares y prevenir una guerra nuclear.

Togliatti y algunos otros preconizan celosamente el terror a las armas nucleares y declaran de modo abierto que "es justificado" "temblar" ante el chantaje nuclear que practica el imperialismo norteamericano. Togliatti ha dicho también que "la guerra debe ser evitada a toda costa". Según este argumento de Togliatti y de algunas otras personas, ¿no sería la rendición incondicional y el abandono completo de todos los ideales revolucionarios y de todos los principios revolucionarios el único medio de encarar la política del imperialismo norteamericano de amenazas y chantaje nucleares? ¿Acaso es ésta la posición que deben tomar los comunistas? ¿Acaso se puede conjurar realmente una guerra nuclear por este medio?

Es inútil temblar de temor. Es inconcebible que con "temblar de temor" uno pueda conmover al imperialismo norteamericano para que se haga tan benévolo que abandone su política de agresión y de guerra y la de chantaje nuclear. La realidad prueba todo lo contrario. Mientras uno más "tiemble de temor", tanto más desenfrenado se pone el imperialismo norteamericano, tanto mayor se hace su apetito y tanto más persiste en emplear sus amenazas de guerra nuclear y en formular exigencias aún más grandes. ¿No han habido acaso suficientes lecciones al respecto?

Consideramos que para movilizar a las masas populares contra la guerra nuclear y las armas nucleares, es menester que se les haga saber que dichas armas tienen enorme capacidad destructiva. Obviamente sería incorrecto subestimar esta capacidad destructiva. No obstante, el imperialismo norteamericano se esfuerza por difundir el terror nuclear para llevar adelante su política de chantaje nuclear. En vista de esto, los comunistas, al mismo tiempo que señalan la capacidad destructiva de las armas nucleares, deben, en contraposición a la propaganda de terror nuclear del imperialismo norteamericano, subrayar la posibilidad de prohibirlas y de conjurar la guerra nuclear, convertir el deseo de paz de las masas populares en justa indignación por la política de amenaza nuclear del imperialismo, y conducir a las masas populares a la lucha contra la política de agresión y de guerra del imperialismo norteamericano. Los comunistas no deben, bajo ninguna circunstancia, servir como propagandistas voluntarios de la política de chantaje nuclear del imperialismo norteamericano. Sostenemos que hay que desenmascarar a fondo la política de chantaje nuclear del imperialismo norteamericano, y que es preciso movilizar de la manera más amplia a todos los países y pueblos amantes de la paz para realizar una lucha resuelta contra cada paso que dé el imperialismo norteamericano en conformidad a sus planes de agresión y de guerra. Estamos profundamente convencidos de que, apoyándose en la lucha conjunta de todas las fuerzas que defienden la paz, se puede frustrar la política de chantaje nuclear del imperialismo norteamericano. Esta es la orientación justa y eficaz para lograr la prohibición de las armas nucleares y la prevención de la guerra nuclear.

Quisiéramos aconsejar a los que atacan al Partido Comunista de China, que desechen sus erróneos argumentos pesimistas, tengan fe en la verdad del marxismo-leninismo, recobren el ánimo y participen activamente en la gran lucha de las amplias masas populares contra la política imperialista de chantaje nuclear y por la defensa de la paz mundial.

III
El problema del tigre de papel

El camarada Togliatti y algunos otros camaradas se oponen con toda fuerza a la tesis marxista-leninista del Partido Comunista de China de que "el imperialismo y todos los reaccionarios son tigres de papel". En su informe general en el reciente Congreso del Partido Comunista Italiano, Togliatti dijo que "es erróneo" "afirmar que el imperialismo es un simple tigre de papel, que puede ser derribado con un empujón del hombro". Luego hay otros que dicen que el imperialismo tiene ahora dientes nucleares. Así pues, ¿cómo puede llamársele tigre de papel?

El prejuicio está más lejos de la verdad que la ignorancia. En el caso del camarada Togliatti y algunos otros camaradas si no son ignorantes, entonces tergiversan deliberadamente esta tesis del Partido Comunista de China.

El camarada Mao Tse-tung y los comunistas chinos, al describir figuradamente al imperialismo y todos los reaccionarios como tigres de papel, enfocan el problema en perspectiva y en su conjunto y lo examinan en su esencia. Esto quiere decir que, al fin y al cabo, no son el imperialismo ni los reaccionarios, sino las masas populares, quienes son realmente poderosas.

En agosto de 1946, en su conversación con la corresponsal norteamericana Arma Louise Strong, el camarada Mao Tse-tung formuló por primera vez esta tesis. En aquel momento, el pueblo chino se encontraba en una situación difícil. Los reaccionarios kuomintanistas de China, que estaban apoyados plenamente por el imperialismo norteamericano y disponían de gran superioridad en hombres y armamento, habían iniciado una guerra civil de amplitud nacional. Ante el frenético ataque del enemigo y el mito de la invencibilidad del imperialismo norteamericano, atreverse o no a luchar, a hacer la revolución y a conquistar la victoria, constituía la cuestión más importante para la revolución china y el destino del pueblo chino. Precisamente en ese momento crucial, el camarada Mao Tse-tung armó ideológicamente a los comunistas chinos y al pueblo chino con la tesis marxista-leninista de que "el imperialismo y todos los reaccionarios son tigres de papel". El camarada Mao Tse-tung dijo con toda claridad: "Todos los reaccionarios son tigres de papel. Parecen temibles, pero en realidad no son tan poderosos. Visto en perspectiva, no son los reaccionarios sino el pueblo quien es realmente poderoso. . .

"Chiang Kai-shek y sus sostenedores, los reaccionarios de los EE.UU. son también todos tigres de papel. Al hablarse del imperialismo norteamericano, a la gente le parece que éste es increíblemente fuerte. Los reaccionarios chinos utilizan el 'poderío' de los EE.UU. para asustar al pueblo chino. Pero quedará probado que los reaccionarios norteamericanos, como todos los reaccionarios en la historia, no tienen mucha fuerza."

En su discurso pronunciado en la Conferencia de Representantes de los Partidos Comunistas y Obreros de los Países Socialistas celebrada en Moscú en noviembre de 1957, el camarada Mao Tse-tung expuso una vez más esta tesis. Dijo allí:

"Todos los reaccionarios, reputados como poderosos, no son más que tigres de papel." "Con el fin de luchar contra el enemigo, hemos formado, durante un largo tiempo, el concepto de que, desde el punto de vista estratégico, debemos desdeñar a todos los enemigos, pero desde el punto de vista táctico, debemos tener muy en cuenta a todos los enemigos. Es decir, debemos desdeñarlos en su conjunto, pero tenerlos muy en cuenta en lo que concierne a cada una de las cuestiones concretas. Si no desdeñamos a los enemigos en su conjunto, caeremos en el error de oportunismo. Marx y Engels no eran más que dos personas; en su tiempo dijeron ya que el capitalismo mundial sería derribado. Pero en las cuestiones concretas y en las concernientes a cada uno de los enemigos, si no los tenemos muy en cuenta, cometeremos el error de aventurerismo."

Esta definición científica del camarada Mao Tse-tung fue confirmada hace tiempo por la gran victoria de la revolución del pueblo chino, y ha estimulado a todas las naciones y pueblos oprimidos en su lucha revolucionaria. Quisiéramos preguntar al camarada Togliatti y a los que atacan esta tesis, ¿en qué punto es errónea la tesis del camarada Mao Tse-tung?

Coloso con pies de barro. El análisis hecho por el cama-rada Mao Tse-tung acerca del imperialismo y los reaccionarios coincide en su totalidad con el de Lenin. En 1919 Lenin llamó en forma figurada al "umversalmente poderoso" imperialismo anglo-francés "coloso con pies de barro". Dijo:

"Parecía entonces que el imperialismo mundial era una fuerza inmensa e invencible de tal grado, que los obreros de un país atrasado, al hacer un intento de levantarse contra él, obrarían como unos locos. Y ahora . . . vemos que el imperialismo, que parecía un coloso tan insuperable, resultó a los ojos de todos ser un coloso con pies de barro . . . que todas estas, así parecía, fuerzas enormes e invencibles del imperialismo internacional son frágiles, no son temibles para nosotros, que están podridas interiormente."

¿No es el razonamiento de Lenin en su descripción del "coloso con pies de barro" el mismo que el camarada Mao Tse-tung hace en su referencia al "tigre de papel"? Quisiéramos preguntar: ¿Qué error hay en esta tesis de Lenin? ¿está ella acaso "anticuada"?

Las enseñanzas de la historia. Incontables hechos en la historia prueban que el imperialismo y los reaccionarios son todos tigres de papel. Antes de las revoluciones de febrero y octubre de 1917, los oportunistas se presentaron para decir que como el zar y el gobierno burgués eran tan formidables, habría sido una simple locura que el pueblo se alzara en armas. No obstante, Lenin y los demás bolcheviques combatieron con decisión esta opinión oportunista y condujeron resueltamente a las masas de obreros, campesinos y soldados a derrocar al zar y al gobierno burgués. La historia probó que el zar y el gobierno burgués no eran más que tigres de papel. En vísperas de la Segunda Guerra Mundial y durante ella, los partidarios de la política de apaciguamiento y de capitulación se presentaron para decir que Hitler, Mussolini y el imperialismo japonés eran invencibles. Sin embargo, los pueblos de diversos países combatieron resueltamente la política de apaciguamiento y capitulación y conquistaron al fin la victoria en la guerra antifascista. La historia también demostró que Hitler, Mussolini y el imperialismo japonés no eran sino tigres de papel.

Sostenemos que la cuestión de considerar o no estratégicamente al imperialismo y todos los reaccionarios como los tigres de papel que en verdad son, es de gran importancia para la cuestión de cómo apreciar las fuerzas de la revolución y las fuerzas de la reacción, es de gran importancia para el problema de si el pueblo revolucionario se atreve a luchar, a hacer la revolución y a conquistar la victoria, y es de gran importancia para la cuestión de cuál será el futuro de las luchas de los pueblos del mundo y cuál será el curso de la historia. En ningún momento los marxista-leninistas y los revolucionarios deben temer al imperialismo y los reaccionarios. Se han ido para siempre los tiempos en que el imperialismo podía mandar despóticamente, y deben ser el imperialismo y los reaccionarios los que teman a las fuerzas revolusionarias, y no las fuerzas revolucionarias las que teman al imperialismo y los reaccionarios. Todas las naciones y pueblos oprimidos deben tener, ante todo, la confianza, el coraje y el espíritu revolucionarios para derrotar al imperialismo y los reaccionarios; de otro modo, jamás habrá esperanza alguna para ninguna revolución. Los marxista-leninistas y los revolucionarios podrán conquistar la victoria en la revolución sólo cuando luchen resueltamente contra toda suerte de ideas capitulacionistas y pusilánimes, eduquen a las amplias masas populares en la idea de que "el imperialismo y todos los reaccionarios son tigres de papel", aplastando así la arrogancia del enemigo y elevando así la voluntad de lucha de las amplias masas populares, para que éstas tengan decisión y confianza revolucionarias, perspicacia y firmeza revolucionarias.

La posesión de armas nucleares por el imperialismo no ha modificado en lo más mínimo la naturaleza del imperialismo, que está podrida, en decadencia, y que es fuerte en apariencia pero débil por dentro, ni ha cambiado en lo más mínimo el principio fundamental marxista-leninista de que las masas populares son las fuerzas decisivas para el desarrollo de la historia. Los imperialistas tenían ya armas atómicas, cuando el camarada Mao Tse-tung, en su conversación con Anna Louise Strong, formuló por primera vez la tesis de que el imperialismo y todos los reaccionarios son tigres de papel. En esa conversación el camarada Mao Tse-tung señaló: "La bomba atómica es un tigre de papel que los reaccionarios norteamericanos utilizan para asustar a la gente. Parece terrible, pero de hecho no lo es. Por supuesto, la bomba atómica es un arma de matanza en vasta escala, pero el resultado de una guerra lo decide el pueblo y no uno o dos tipos nuevos de armas."

Ninguna clase de dientes salvará al imperialismo. La historia ha probado que, incluso cuando el imperialismo tiene armas nucleares, no puede amedrentar a ningún pueblo que se atreve a luchar. La victoria de la revolución china y las grandes victorias de los pueblos de Corea, Viet-Nam, Cuba, Argelia y otros países en sus luchas revolucionarias fueron todas conseguidas cuando el imperialismo norteamericano ya tenía armas nucleares. El imperialismo ha estado siempre armado hasta los dientes y siempre ha intentado devorar a la gente. No importa qué clase de dientes tenga, sean de cañones, tanques, cohetes, nucleares o de cualquier otro tipo que la ciencia y la tecnología modernas puedan proporcionarle, no cambiará la naturaleza del imperialismo podrido, decadente y que es tigre de papel. En fin de cuentas, ni los dientes nucleares, ni los de cualquier otra índole, podrán salvar el imperialismo de su destino de ruina inevitable. Los dientes nucleares o de cualquier otra índole del imperialismo, junto con el imperialismo mismo, serán finalmente entregados por los pueblos del mundo al museo de la historia.

A todas luces, los que atacan la tesis de que "el imperialismo y todos los reaccionarios son tigres de papel" han perdido por completo todas las cualidades que debe tener un revolucionario y se han convertido en miopes y cobardes como los ratones. Quisiéramos aconsejar a esta gente: ¡mejor no aten su destino al de los imperialistas!

IV
El problema de la coexistencia pacífica

En el problema de la coexistencia pacífica, el cama-rada Togliatti y algunos otros camaradas también disienten de nosotros.

El Partido Comunista de China y el Gobierno chino propician consecuentemente la coexistencia pacífica entre los países de diferentes sistemas sociales. China es una iniciadora de los conocidos Cinco Principios de Coexistencia Pacífica. Sobre la base de estos principios, China ha establecido relaciones amistosas con muchos países del mundo, ha suscrito sucesivamente tratados de amistad o tratados de amistad y no agresión mutua con Yemen, Birmania, Nepal, Afganistán, Guinea, Camboya, Indonesia y Ghana, y ha solucionado satisfactoriamente el problema fronterizo con Birmania, Nepal y otros países. Estos hechos nadie puede borrarlos.

Pero, entre las filas del movimiento comunista internacional, hay gente que ha llegado incluso a calumniar y atacar a China, diciendo que se opone a la coexistencia pacífica. Ellos hacen esto sólo para encubrir sus puntos de vista erróneos antimarxista-leninistas en el problema de la coexistencia pacífica.

La coexistencia pacífica y la lucha de clases. En el problema de la coexistencia pacífica, nuestras divergencias con los que nos atacan consisten en lo que sigue. Nosotros sostenemos que los países socialistas deben esforzarse por establecer relaciones internacionales normales con los países de distinto régimen social, sobre la base del respeto mutuo a la integridad territorial y a la soberanía, de no agresión mutua, de no intervención mutua en los asuntos internos, de igualdad y provecho mutuo y de coexistencia pacífica. Para los países socialistas no hay ninguna dificultad en actuar de este modo. El obstáculo viene del imperialismo y los reaccionarios de diversos países. Es absolutamente inconcebible que la coexistencia pacífica se pueda realizar sin lucha. Es más inconcebible todavía que el establecimiento de relaciones de coexistencia pacífica pueda eliminar la lucha de clases en el ámbito internacional, el antagonismo entre el sistema socialista y el sistema capitalista y el antagonismo entre las naciones oprimidas y las naciones opresoras. La Declaración de Moscú de 1960 señala: "la coexistencia pacífica de los Estados no significa, como afirman los revisionistas, la renuncia a la lucha de clases. La coexistencia de los Estados con distinto régimen social es una forma de lucha de clases entre el socialismo y el capitalismo."

Pero el camarada Togliatti y aquellos que atacan a China sostienen que por medio de la "coexistencia pacífica" se puede "renovar la estructura de todo el mundo", establecer un "nuevo orden internacional" y construir en todo el mundo un "orden económico y social que satisfaga las aspiraciones del hombre y de todos los pueblos por la libertad, el bienestar, la independencia, el desarrollo individual en todos los aspectos, el respeto a la dignidad del hombre, la colaboración pacífica entre los diferentes países" y crear un "mundo sin guerras". Esto quiere decir que por medio de la "coexistencía pacífica" se puede transformar la "estructura mundial" en que existen el antagonismo entre el sistema socialista y el capitalista y el antagonismo entre las naciones oprimidas y las opresoras, y que, a pesar de la existencia del imperialismo y los reaccionarios, es posible eliminar todas las guerras y realizar un "mundo sin guerras".

Estas opiniones del camarada Togliatti y otros camaradas revisan por completo los principios para la coexistencia pacífica planteados por Lenin y desechan la doctrina marxista-leninista sobre la lucha de clases. En realidad, sustituyen en la arena internacional la lucha de clases por la colaboración de clases y abogan por la fusión del sistema socialista y el sistema capitalista. Actualmente, los imperialistas norteamericanos vociferan sobre la formación de una "comunidad mundial de naciones libres" con el vano intento de incorporar, por medio de la "evolución pacífica", los países socialistas al "mundo libre". La camarilla titoísta ayuda al imperialismo norteamericano preconizando la "integración económica" y la "integración política" del mundo. ¿Acaso los que propugnan "renovar la estructura del mundo entero" por medio de la coexistencia pacífica no deben trazar una línea de demarcación entre ellos y los imperialistas norteamericanos? ¿No deben acaso trazarla entre ellos y la camarilla titoísta?

Tanto más absurda es la opinión de que se puede alcanzar un "mundo sin guerras" por medio de la coexistencia pacífica. En la actual situación, se puede impedir que el imperialismo desencadene una nueva guerra mundial si las fuerzas amantes de la paz del mundo entero se unen en un amplio frente único antiimperialista internacional y sostienen una lucha mancomunada. Pero la conjuración de una guerra mundial es una cosa y la eliminación de todas las guerras es otra. El origen de la guerra está en el imperialismo y los reaccionarios. En condiciones en que el imperialismo y los reaccionarios existen aún, pueden producirse guerras de una u otra índole. La historia de los diecisiete años de postguerra ha demostrado que no han cesado ni un momento las guerras parciales de una u otra clase. Las naciones y pueblos oprimidos harán necesariamente revoluciones. Si el imperialismo y los reaccionarios recurren a la fuerza para reprimir las revoluciones, es inevitable el estallido de guerras civiles o guerras de liberación nacional. Los marxista-leninistas hemos considerado siempre que es posible eliminar todas las guerras y alcanzar un "mundo sin guerras", sólo después de derribar el régimen imperialista y de abolir el sistema de opresión del hombre por el hombre y de explotación del hombre por el hombre. y no antes de ello.

La coexistencia pacífica y la revolución. En el problema de la coexistencia pacífica, las divergencias entre nosotros y los que nos atacan consisten también en lo siguiente: Nosotros sostenemos que la coexistencia pacífica entre los Estados con distinto régimen social y la revolución de las naciones y clases oprimidas de diversos países son problemas de distinta categoría, no son problemas de una misma categoría. El principio de coexistencia pacífica sólo puede aplicarse a las relaciones entre los países con distinto régimen social, pero no a las relaciones entre las naciones oprimidas y las opresoras, ni a las relaciones entre las clases oprimidas y las opresoras. El problema que tienen las naciones y pueblos oprimidos es llevar a cabo luchas revolucionarias y derribar la dominación del imperialismo y los reaccionarios, y no es ni puede ser la coexistencia pacífica con ellos.

Pero Togliatti y los que atacan a China extienden su idea de "coexistencia pacífica" al dominio de las relaciones entre los pueblos de las colonias y semicolonias, de una parte, y los imperialistas y colonialistas, de otra. Ellos declaran que "el problema del hambre que todavía atormenta a mil millones de habitantes" y "el problema del desarrollo de las fuerzas productivas y de la democracia en las zonas subdesarrolladas" sólo "deben resolverse por medio de las negociaciones, buscando soluciones razonables y evitando acciones que puedan empeorar la situación y acarrear consecuencias irreparables." A esas gentes no les agradan las chispas revolucionarias de las naciones y pueblos oprimidos. Afirman que una sola chispa puede provocar una guerra mundial.

Estas aseveraciones exigen en realidad que las naciones oprimidas "coexistan pacíficamente" con los gobernantes colonialistas, que las naciones oprimidas se sometan a la dominación colonialista y que no opongan resistencia, no luchen por la independencia, ni mucho menos hagan guerras de liberación nacional. De aceptarse tales aseveraciones, ¿no significaría eso que han violado el principio de "coexistencia pacífica" y cometido errores el pueblo chino, el pueblo coreano, el pueblo vietnamita, el pueblo cubano, el pueblo argelino y los pueblos de otros países al hacer sus revoluciones? Nos es muy difícil comprender qué diferencias hay entre semejantes opiniones y las prédicas de los imperialistas y colonialistas.

"Intervención conjunta." Lo que es aún más sorprendente es que Togliatti y algunos otros extienden también su idea de colaboración de clases en el plano internacional al dominio de la "intervención conjunta" en las zonas subdesarrolladas. Dicen que, mediante la cooperación mutua, los "países con diferentes estructuras sociales" pueden proceder a una "intervención conjunta" para contribuir al progreso de las zonas subdesarrolladas. Obviamente, estas declaraciones diseminan ilusiones sobre el neocolonialismo. La política del imperialismo hacia las zonas subdesarrolladas, cualquiera que sea su forma o manera, sólo puede ser una política colonialista de rapiña, y jamás será de preocupación por el progreso de dichas zonas. En cuanto a los países socialistas, ellos deben por supuesto apoyar a los pueblos de las zonas subdesarrolladas; deben, en primer lugar, apoyar su lucha por la independencia nacional, y luego, una vez que la han conquistado, ayudarles en el desarrollo de su economía nacional. Sin embargo, los países socialistas no deben jamás apoyar la política colonialista del imperialismo hacia las zonas subdesarrolladas, ni mucho menos realizar junto con éste una "intervención conjunta" en dichas zonas. El que proceda de esta manera traicionará al internacionalismo proletario y servirá a los intereses del imperialismo y colonialismo.

Las amargas lecciones del Congo. ¿Es realmente posible la "coexistenica pacífica" entre las naciones y pueblos oprimidos, por un lado, y los imperialistas y colonialistas, por otro? ¿Qué significa realmente la llamada "intervención conjunta" en las zonas subdesarrolladas? El incidente del Congo es la mejor respuesta. Cuando el Consejo de Seguridad de la ONU resolvió por unanimidad efectuar una intervención internacional en el Congo, hubo en las filas del movimiento comunista internacional algunas gentes que lo consideraron como un buen ejemplo de cooperación internacional y sostuvieron que, mediante la intervención de la ONU, se podía eliminar el colonialismo y permitir al pueblo congoleño lograr la independencia y la libertad. Pero, ¿cuál ha sido el resultado? Lumumba, héroe nacional del Congo, fue asesinado. Gizenga, sucesor de Lumumba, está secuestrado. Muchos patriotas también han sido asesinados o detenidos. La vigorosa lucha por la independencia nacional del Congo ha sufrido serios reveses. El Congo no sólo sigue siendo esclavizado por los viejos colonialistas sino que se ha convertido en una colonia del imperialismo norteamericano y ha sido sumergido en mayores sufrimientos. Quisiéramos preguntar a los que siguen abogando por la "coexistencia pacífica" entre las naciones y pueblos oprimidos, por un lado, y los imperialistas y colonialistas, por otro, y por una "intervención conjunta" en las zonas subdesarrolladas: ¿han olvidado ustedes las trágicas enseñanzas del incidente del Congo?

Las relaciones chino-hindúes. Aquellos que lanzan contra China la calumnia de que ésta se opone a la coexistencia pacífica, la atacan afirmando que ha cometido algún error en sus relaciones con la India. Sin hacer caso de la verdad de los hechos y sin distinguir entre lo justo y lo injusto, acusan insistentemente a China diciendo que no debió entrar en conficto con la India. Respecto a este problema, ha dicho Togliatti: "sabemos todo lo razonable y justo que hay en la demanda de la República Popular China, sabemos también que las acciones militares comenzaron con un ataque de parte de la India." Esta actitud, en comparación con la de aquellos que se titulan a sí mismos marxista-leninistas pero que calumnian obstinadamente a China diciendo que ésta ha provocado los choques en las fronteras, es un poco más imparcial. Pero por otra parte, Togliatti aún considera, sin hacer distinción entre lo negro y lo blanco, que el conflicto armado entre China y la India es "irrazonable y absurdo". Quisiéramos preguntar al camarada Togliatti, ¿cómo debe actuar China para ser "razonable" y no "absurda" frente a las injustificables demandas de territorio de parte de la India y frente a sus ataques armados de gran amplitud? ¿Es que acaso China sólo es "razonable" y no "absurda" si se somete ante las demandas injustificadas de la camarilla reaccionaria de la India y sus ataques armdos? ¿Es que acaso la China socialista sólo es "razonable" y no "absurda" si entrega con sumisión grandes porciones de su propio territorio?

La actitud que adoptan el camarada Togliatti y algunos otros camaradas respecto al problema fronterizo entre China y la India refleja su punto de vista sobre el problema de la coexistencia pacífica, que es: al aplicar la política de coexistencia pacífica, los países socialistas deben hacer una concesión tras otra a los países capitalistas; no deben incluso luchar en defensa propia ante ataques armados sino renunciar a su propio territorio y soberanía. Quisiéramos preguntar: ¿hay algo de común entre este punto de vista y el principio de coexistencia pacífica que un país socialista debe seguir?

China apoya totalmente a Cuba. Aquelles que acusan a China de oponerse a la coexistencia pacífica, atacan también la justa posición adoptada por el pueblo chino al apoyar al pueblo cubano en su lucha contra los imperialistas norteamericanos. Cuando el heroico pueblo cubano y su líder revolucionario, el Primer Ministro Fidel Castro, rechazaron resueltamente la inspección internacional, que constituye una violación de la soberanía de Cuba, y plantearon sus cinco justas exigencias, el pueblo chino, partiendo de su consecuente posición del internacionalismo proletario, efectuó gigantescas demostraciones de masas y desfiles en todo el país y apoyó resueltamente la lucha del pueblo cubano en defensa de su independencia, soberanía y dignidad. ¿Hubo algo erróneo en esto? Sin embargo, hay gentes que han acusado repetidamente a China de crear dificultades en la situación del Caribe y de querer precipitar al mundo a una guerra termonuclear. Esta es la más siniestra y más vil calumnia contra China.

¿Cómo es posible que se interprete el apoyo resuelto del pueblo chino al pueblo cubano en su lucha contra la inspección internacional y en defensa de su soberanía como oposición a la coexistencia pacífica o como deseo de sumergir a otros en una guerra termonuclear? ¿Significa eso que China también debería haber ejercido presión sobre Cuba para obligarla a aceptar la inspección internacional, y que sólo entonces China estaría en armonía con lo que ellos llaman coexistencia pacífica? Si alguien, de palabra, también apoya las cinco exigencias de Cuba y, en la práctica, se opone al apoyo del pueblo chino a Cuba, ¿no revela eso precisamente la hipocresía contenida en su apoyo a las cinco exigencias de Cuba?

El Partido Comunista de China y el pueblo chino han sostenido siempre que lo que decide el destino de la historia es la gran fuerza de las masas populares y no las armas, de cualquier índole que sean. En más de una ocasión hemos dejado en claro que nunca preconizamos el establecimiento de bases de cohetes teledirigidos en Cuba ni obstruimos el retiro de las así llamadas armas ofensivas desde Cuba. Nunca hemos considerado que blandir las armas nucleares como un medio para solucionar los litigios internacionales sea una actitud marxista-leninista. Tampoco hemos considerado jamás que la evitación de una guerra termonuclear en la crisis del Caribe fuera un "Münich". No obstante, a lo que nos hemos opuesto resueltamente — nos oponemos resueltamente ahora y nos opondremos resueltamente en el futuro — es al sacrificio de la soberanía de otro país como medio para llegar a un compromiso con los imperialistas. Tal compromiso sólo puede ser considerado como apaciguamiento ciento por ciento, un "Münich" puro y simple. Tal compromiso no tiene nada de común con la política de coexistencia pacífica de los países socialistas.

V
El problema de la transición pacífica

En efecto, el camarada Togliatti y algunos otros camaradas del Partido Comunista Italiano no sólo preconizan la colaboración de clases en lugar de la lucha de clases en la arena internacional, sino que también extienden su concepto de "coexistencia pacífica" a las relaciones entre las clases oprimidas y las clases opresoras en los países capitalistas. Togliatti ha dicho: "todos nuestros actos en la situación interior de nuestro país no son sino la traducción a las condiciones de Italia de la gran lucha por renovar la estructura del mundo entero." La expresión "todos nuestros actos" no significa aquí otra cosa que el "avance hacia el socialismo en democracia y paz", o sea, el camino hacia el socialismo a través de "reformas estructurales", como ellos lo describen.

"Reformas estructurales". Aunque consideramos incorrecta la línea que sigue actualmente el Partido Comunista Italiano en la causa de la revolución socialista, nosotros nunca hemos tratado de intervenir porque esto es, al fin y al cabo, asunto que debe ser decidido por los camaradas italianos mismos. Mas, como ahora el camarada Togliatti afirma que su teoría de "reformas estructurales" es la "línea común de todo el movimiento comunista internacional" y declara unilateralmente que la transición pacífica "ha llegado a ser el principio de la estrategia mundial del movimiento obrero y el movimiento comunista", y como este problema no sólo afecta a la teoría fundamental del marxismo-leninismo respecto a la revolución proletaria y la dictadura del proletariado, sino también al problema fundamental de la lucha por la liberación del proletariado y de los pueblos en todos los países capitalistas, nosotros, como miembros del movimiento comunista internacional y como marxista-leninistas, no podemos menos que exponer nuestros puntos de vista al respecto.

El problema fundamental de toda revolución es el problema del Poder estatal. En el Manifiesto del Partido Comunista, Marx y Engels escriben: "El primer paso de la revolución obrera es la elevación del proletariado a clase dominante." Esta idea penetra en todos los escritos de Lenin. En su obra El Estado y la Revolución, Lenin puso énfasis en la necesidad de romper y destrozar el aparato del Estado burgués y de establecer la dictadura del proletariado. Lenin dijo: "La clase obrera debe romper y destruir la máquina del Estado existente, y no puede apoderarse simplemente de esta máquina." "Marxista es aquel que extiende el reconocimiento de la lucha de clases hasta el reconocimiento de la dictadura del proletariado." Añadió que "salvo el Poder, todo es ilusión".

Al tratar de las leyes comunes de la revolución socialista, la Declaración de Moscú de 1957 señala, ante todo, que para tomar el camino del socialismo es necesario que la clase obrera, cuyo núcleo es el partido marxista-leninista, guíe a las masas trabajadoras a la realización de una revolución proletaria de una forma o de otra y al establecimiento de una u otra forma de dictadura del proletariado.

No cabe ninguna duda de que los principios fundamentales del marxismo-leninismo y las leyes comunes de la revolución socialista, enunciadas en la Declaración de Moscú de 1957, son universalmente aplicables y son, desde luego, aplicables a Italia.

Sin embargo, el camarada Togliatti y algunos otros camaradas del Partido Comunista Italiano sostienen que el análisis hecho por Lenin en su obra El Estado y la Revolución ya "no es suficiente" y que el contenido de la dictadura del proletariado ya ha cambiado. Según la teoría de las "reformas estructurales", teoría formulada por ellos, la Italia de hoy no tiene necesidad de realizar la revolución proletaria, de romper el aparato de Estado burgués ni de establecer la dictadura del proletariado, puede pasar al socialismo "gradualmente" y "pacíficamente" tan sólo mediante "una serie de reformas", la nacionalización de las grandes empresas, la planificación económica y la ampliación de la democracia dentro del marco de la Constitución de Italia. De hecho, ellos consideran el Estado como un instrumento por encima de las clases, creen que un Estado burgués también puede aplicar una política socialista, toman la democracia burguesa como una democracia por encima de las clases y piensan que mediante tal democracia el proletariado puede ascender a "clase dirigente". Semejante teoría de "reformas estructurales" traiciona completamente las teorías del marxismo-leninismo concernientes a la revolución proletaria y a la dictadura del proletariado.

La Italia de hoy es un país capitalista dominado por la burguesía monopolista. La Constitución de Italia, aunque incorpora ciertas conquistas de las heroicas luchas realizadas por la clase obrera y el pueblo italianos en estos años transcurridos, sigue siendo una constitución burguesa con la protección de la propiedad capitalista como su núcleo. La democracia que se practica en Italia, como la que se practica en los otros países capitalistas, es la democracia burguesa, o sea, la dictadura burguesa. La nacionalización que se practica en Italia no es el capitalismo estatal bajo el sistema socialista, sino un capitalismo estatal que sólo sirve a los intereses de la burguesía monopolista. A fin de mantener su explotaciōn y su dominio, también es posible que la burguesía monopolista adopte a veces algunas medidas de reforma. En los países capitalistas es completamente necesario que la clase obrera lleve a cabo diarias luchas económicas y luchas por la democracia. Sin embargo, el propósito de semejantes luchas es mejorar parcialmente la vida de la clase obrera y del pueblo trabajador y, lo que es más importante, educar y organizar a las masas, elevar su conciencia y acumular fuerzas revolucionarias con el objeto de pasar a conquistar el Poder en el momento propicio. Los marxista-leninistas, al mismo tiempo que aprueban la lucha por reformas, se openen firmemente al reformismo.

Los hechos han demostrado que cada vez que las reivindicaciones políticas y económicas de la clase obrera y del pueblo trabajador rebasan los límites permitidos por la burguesía monopolista, el Gobierno de Italia, que representa los intereses del capital monopolista, ha recurrido a la represión. ¿No ha habido acaso innumerables hechos históricos que confirman esta ley inalterable de la lucha de clases? ¿Cómo puede concebirse que la burguesía monopolista podría renunciar de motu propio a sus intereses y a su dominación y retirarse voluntariamente de la escena histórica?

La respuesta de Togliatti: "no lo sabemos." El propio Togliatti no ignora del todo esto. A pesar de que ha preconizado enérgicamente que se puede "destruir el poder de los grupos del gran capital monopolista dentro de los límites de la constitución burguesa", su respuesta a la pregunta, ¿cómo se podrá conseguir esto? es: "no lo sabemos". De aquí se desprende que la teoría de "reformas estructurales" de Togliatti y algunos dirigentes del Partido Comunista Italiano no parte del materialismo histórico, ni del estudio científico de la realidad objetiva, sino del idealismo y de las ilusiones. No obstante, han llegado hasta a difundir con toda energía lo que ellos mismos saben que es indigno de confianza, y lo describen como la "línea común del movimiento comunista internacional". Con tal práctica, no hacen más que viciar y debilitar la lucha revolucionaria del proletariado, defienden la dominación del capitalismo y niegan por completo el papel de la revolución socialista. ¿No es acaso ésta, precisamente, una nueva corriente ideológica socialdemócrata?

En los últimos años, algunos comunistas políticamente degenerados y ciertos socialdemócratas del ala derecha en los países capitalistas, vienen propagando la teoría de las "reformas estructurales", para atacar con ésta a Partidos Comunistas. Estos propios hechos son suficientes para demostrar cuán parecidas son las llamadas "reformas estructurales" a la socialdemocracia y cuán lejos están del marxismo-leninismo.

Las Declaraciones de Moscú señalan que existe la posibilidad de realizar la revolución socialista por medios pacíficos o por medios no pacíficos. Es en vano que algunas personas traten de aprovechar esto para justificar la teoría de las "reformas estructurales". También es erróneo considerar en forma unilateral la transición pacífica como "un principio estratégico mundial del movimiento comunista".

Desde el punto de vista del marxismo-leninismo, si se puede realizar la transición pacífica, eso naturalmente es favorable para el proletariado y el pueblo en su conjunto. Si en algún país aparece la posibilidad de transición pacífica, los comunistas deben esforzarse por hacer realidad esta posibilidad. Pero, la posibilidad y la realidad, el deseo y su realización son, en fin de cuentas, dos cosas distintas. Hasta la fecha, la historia no ha sido testigo de ningún ejemplo de transición pacífica del capitalismo al socialismo. Los comunistas no deben depositar en la transición pacífica todas sus esperanzas en la victoria de la revolución. La burguesía jamás se retirará voluntariamente del escenario de la historia. Esta es una ley general de la lucha de clases. Los comunistas no pueden de ninguna manera disminuir en lo más mínimo su preparación para la revolución, deben prepararse para repeler los ataques sorpresivos de la contrarrevolución, y para derribar a la burguesía por la fuerza de las armas en el momento crítico de la revolución en que el proletariado se apresta a tomar el Poder y la burguesía recurre a la fuerza para aplastar la revolución.

Esto quiere decir que los comunistas deben estar preparados para emplear una doble táctica, o sea, al mismo tiempo que se preparan para el desarrollo pacífico de la revolución, deben estar suficientemente preparados para el desarrollo no pacífico de ella. Sólo de esta manera podrán evitar ser cogidos desprevenidos cuando emerja una situación favorable para la revolución y cuando la burguesía recurra a la violencia para reprimir la revolución. Incluso si el Poder puede conquistarse por medios pacíficos, también se debe estar preparado para hacer frente de inmediato a la intervención armada del imperialismo extranjero y la rebelión armada de los contrarrevolucionarios respaldados por el imperialismo. Los comunistas deben concentrar su principal atención en la acumulación de las fuerzas revolucionarias a través de arduos esfuerzos, y estar listos para repeler el ataque armado de la burguesía en caso necesario. No deben poner énfasis unilateral en la transición pacífica ni concentrar su atención principal en la posibilidad de la transición pacífica; de lo contrario, adormecerán infaliblemente la voluntad revolucionaria del proletariado, se desarmarán ideológicamente y se colocarán en lo político y en lo organizativo en una situación completamente pasiva y sin preparación, y terminarán por enterrar la causa de la revolución proletaria.

Lo que dijo Kautsky. Los argumentos del camarada Togliatti y de algunos otros dirigentes del Partido Comunista Italiano concernientes al llamado "avance hacia el socialismo en democracia y paz" hacen recordar a la gente algunas afirmaciones del antiguo revisionista K. Kautsky. Kautsky dijo hace más de cuarenta años: "Yo anticipo . . . que será posible llevarla a cabo [la revolución social del proletariado] por medios pacíficos, económicos, legales y morales, en lugar de la fuerza física en todos aquellos lugares donde la democracia ha sido establecida." ¿No debieran acaso los comunistas trazar una clara línea divisoria entre ellos y los socialdemócratas como Kautsky?

VI
Tito, renegado del comunismo

La magnitud del alejamiento del marxismo-leninismo y de las dos Declaraciones de Moscú ejecutado por el camarada Togliatti y algunos otros camaradas, se revela aún con mayor claridad en su reciente coqueteo ardoroso con la camarilla revisionista de Yugoslavia.

Se invitó al reciente Congreso del Partido Comunista Italiano a representante de la camarilla de Tito, renegada del marxismo-leninismo, y se le ofreció una tribuna para que censurara desde ella a China. El camarada Togliatti y algunos otros camaradas defendieron públicamente en este Congreso a la camarilla de Tito y la alabaron por el "valor de lo que ha hecho y está haciendo".

Quisiéramos preguntar al camarada Togliatti y a algunos otros camaradas: ¿reconocen aún que la Declaración de Moscú de 1960 tiene todavía fuerza obligatoria para ustedes? La Declaración de Moscú de 1960 dice inequívocamente:

"Los Partidos Comunistas han condenado unánimemente la variedad yugoslava del oportunismo internacional, expresión concentrada de las 'teorías' de los revisionistas contemporáneos. Haciendo traición al marxismo y declarándolo caduco, los dirigentes de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia han contrapuesto a la Declaración de 1957 su programa revisionista antileninista, han contrapuesto la Liga de los Comunistas de Yugoslavia a todo el movimiento comunista internacional."

¿Es errónea acaso esta condena de la camarilla de Tito? ¿La resolución aprobada unánimemente por los Partidos Comunistas de los diversos países puede ser acaso echada por la borda a voluntad por quienquiera o quienesquiera?

Sea como sea, los hechos son hechos y los renegados del comunismo son renegados del comunismo. Nadie puede abolir las tesis de la Declaración de Moscú de 1960.

Lejos de renunciar a su programa totalmente revisionista, la camarilla de Tito ha insistido en este programa en el proyecto de Constitución de Yugoslavia dado a conocer hace poco.

La camarilla de Tito no ha cambiado su "camino singular" de construcción del "socialismo" a través de la entrega al imperialismo. Por el contrario, trabaja aún más activamente al servicio de la política de agresión y de guerra del imperialismo norteamericano. Recientemente, éste ha otorgado a la camarilla de Tito una "ayuda" extra por valor de más de cien millones de dólares. Bajo el mismo viejo ropaje de "estar al margen de los bloques" y la práctica de la "coexistencia positiva", la camarilla de Tito recurre a todos los medios posibles para sabotear los movimientos nacionales y democráticos de los pueblos de Asia, Africa y América Latina, y socavar la unidad del campo socialista y de todos los países amantes de la paz.

Con el desarrollo de la línea revisionista de la camarilla de Tito y con su creciente dependencia del imperialismo norteamericano, hace mucho tiempo que Yugoslavia ha dejado de ser país socialista y que el capitalismo ha comenzado a restaurarse en ella paso a paso.

La restauración del capitalismo en Yugoslavia no se ha realizado por medio de un golpe de estado contrarrevolucionario de la burguesía o de una invasión del imperialismo, sino que se ha llevado a cabo en forma gradual mediante la degeneración de la camarilla de Tito. En este aspecto, como lo señaló hace mucho tiempo Lenin, "el problema principal de toda revolución es indudablemente el problema del Poder del Estado. En las manos de qué clase está el Poder esto es lo que decide todo". El carácter de un Estado depende de qué clase domina el Poder del Estado y de qué política ésta aplica. El Poder estatal de la actual Yugoslavia está en las manos de la camarilla de Tito, la cual ha traicionado el marxismo-leninismo y la causa comunista, ha traicionado a los intereses fundamentales de la clase obrera y del pueblo yugoslavos y aplica toda una serie de orientaciones totalmente revisionistas. En las zonas rurales de Yugoslavia, la fuerza de los campesinos ricos y del capitalismo crece rápidamente y la diferenciación de clases se agudiza. En todas las esferas de la economía de Yugoslavia, las leyes de libre competencia y de ganancias juegan un papel dominante y la anarquía del capitalismo es desenfrenada. La camarilla de Tito, "oveja madrina". No seria inútil escuchar lo que dicen los imperialistas en sus apreciaciones de la camarilla de Tito. El imperialismo norteamericano ha calificado a la camarilla de Tito de "oveja madrina", lo cual quiere decir que, mediante la influencia de los revisionistas yugoslavos, trata de inducir a algunos países socialistas a abandonar el campo socialista y a entrar en la "comunidad del mundo libre" de Kennedy. El ejemplo de Yugoslavia deja en claro que incluso en un país que ha emprendido la ruta del socialismo existen aún la lucha entre los caminos hacia el socialismo y el capitalismo y el peligro de restauración del capitalismo.

No son difíciles de comprender los fenómenos de degeneración política y de surgimiento de nuevos elementos burgueses después del triunfo de la revolución proletaria. Lenin dijo una vez que en la historia se habían producido degeneraciones de diversas índoles y que, en determinadas condiciones, era posible que aparecieran entre los funcionarios de los soviets un reducido número de nuevos elementos burgueses. Precisamente son esos nuevos elementos burgueses señalados por Lenin, los que han ocupado la posición dominante en Yugoslavia.

El camarada Togliatti dijo en su discurso de conclusión :

"Cuando se dice que en Yugoslavia se ha restaurado el capitalismo — y todo el mundo sabe que esto no es verdad —, nadie cree el resto de lo que se dice, y cada uno piensa que todo esto no es sino una exageración."

Parecía creer que de este modo podría refutar por completo las tesis marxista-leninistas del Partido Comunista de China. No obstante, los sofismas no pueden alterar la verdad. La única razón que presentan para afirmar arbitrariamente que Yugoslavia es un país socialista, es que en Yugoslavia no se ve a ningún capitalista. Siempre es difícil ver la verdad cuando se observa las cosas con anteojos de colores. Puesto que Togliatti y otros tienen muchos puntos de vista idénticos con los de la camarilla de Tito en su comprensión de la revolución proletaria, la dictadura del proletariado y el socialismo, naturalmente no es extraño que no logren ver la restauración del capitalismo en Yugoslavia y que no logren ver a los nuevos elementos burgueses de Yugoslavia.

Dime con quién andas y te diré quién eres. Es particularmente sorprendente que ciertas personas, al mismo tiempo que se jactan ruidosamente de sus relaciones entrañables con la camarilla traidora de Tito, atacan vigorosamente al Partido Comunista de China, diciendo que es "inadmisible" nuestra unidad con el Partido del Trabajo de Albania sobre la base del marxismo-leninismo. Esta gente no repara en medios para excluir del movimiento comunista internacional al Partido del Trabajo de Albania, un partido marxista-leninista, y al mismo tiempo, se empeña con tenacidad en meter en las filas del movimiento comunista internacional a la camarilla de Tito, confirmada como traidora por la Declaración de Moscú de 1960. ¿Qué objetivo persigue realmente al proceder de este modo? Un viejo dicho chino reza: "Se reúnen las cosas que se parecen, y las personas de distinta índole forman distintos grupos". ¿No deben acaso detenerse a pensar un instante en dónde se han colocado a sí mismos aquellos que tratan a la camarilla de Tito tan íntimamente como a hermanos y odian a muerte a un Partido hermano que insiste en el marxismo-leninismo ?

VII
El socialismo científico: una verdad de aplicación universal

En fin de cuentas, nuestras divergencias sobre toda una serie de problemas con el camarada Togliatti y algunos otros camaradas que sostienen puntos de vista similares conciernen al problema fundamental de si están anticuados los principios básicos del marxismo-leninismo y si han pasado de moda las dos Declaraciones de Moscú.

"El marxismo es diferente del leninismo". Con el pretexto de que la época ha cambiado y que las naciones tienen características especiales, el camarada Togliatti y algunos otros camaradas consideran que el marxismo-leninismo está "anticuado" y que las leyes comunes que rigen la revolución socialista señaladas en la Declaración de Moscú de 1957 no son aplicables en Italia. Pajetta, uno de los dirigentes del Partido Comunista Italiano, ha ido aún más lejos en este sentido. Ha dicho: "el marxismo es diferente del leninismo, el marxismo de Marx es diferente del leninismo de Lenin." Es precisamente bajo este pretexto que ellos han revisado y abandonado los principios fundamentales del marxismo-leninismo y han formulado y pregonan lo que ellos llaman "camino italiano", camino que va en contra del marxismo-leninismo.

El socialismo científico fundado por Marx y Engels, es un resumen de las leyes que rigen el desarrollo de la sociedad humana y es la verdad universalmente aplicable. El desarrollo de la historia, lejos de hacer "anticuado" el marxismo, ha continuado probando su vitalidad ilimitada. El marxismo se ha desarrollado incesantemente en el curso de la lucha del proletariado mundial por conocer y transformar el mundo objetivo. Lenin, basándose en las características de la época del imperialismo, desarrolló de manera creadora el marxismo en las nuevas condiciones históricas. Desde el fallecimiento de Lenin, los partidos proletarios de diversos países han enriquecido el tesoro del marxismo-leninismo a través de sus propias luchas revolucionarias. Sin embargo, todos estos nuevos desarrollos han procedido de los principios básicos del marxismo-leninismo y no se apartan de ellos en absoluto.

El camino de la Revolución de Octubre. El camino de la Revolución de Octubre abierto por Lenin y las leyes comunes que rigen la revolución y la construcción socialistas sintetizadas en la Declaración de Moscú de 1957, constituyen el camino común por el cual marchan los pueblos del mundo hacia la abolición del capitalismo y hacia el establecimiento del socialismo. A pesar de los grandes cambios que se han producido en la situación mundial desde la Revolución de Octubre, los principios básicos del marxismo-leninismo encarnados en el camino seguido por la Revolución de Octubre resplandecen hoy con un brillo cada vez más deslumbrador.

Con el objeto de defender sus erróneos puntos de vista, Togliatti ha llegado incluso a decir que la línea proseguida por el Partido Comunista de China "no corresponde, en realidad, a la línea estratégica y táctica seguida, por ejemplo, por los bolcheviques en el curso de la revolución de marzo a octubre de 1917". Esto no está en conformidad en absoluto con la realidad histórica de la revolución de China. En su prolongada lucha revolucionaria, en su lucha contra el dogmatismo y el empirismo, así como contra el oportunismo de "izquierda" y de derecha, el Partido Comunista de China, bajo la dirección del camarada Mao Tse-tung, ha desarrollado de manera creadora el marxismo-leninismo, integrando la verdad universal de éste con la realidad concreta de la revolución china. A pesar de que, al igual que las revoluciones de otros países, la revolución de China tiene muchas características especiales, los comunistas chinos han visto siempre en la revolución de China una continuación de la Gran Revolución de Octubre. La revolución de China logró su victoria justamente porque siguió el camino de la Revolución de Octubre. La tergiversación que Togliatti hace de la revolución china sólo demuestra que él intenta crear pretextos para su línea peculiar, que va en contra de la verdad universal del marxismo-leninismo y de las leyes comunes que rigen la revolución socialista.

Es necesario que un partido marxista-leninista integre la verdad universal del marxismo-leninismo con la práctica concreta de la revolución en su propio país y aplique de manera creadora las leyes comunes de la revolución socialista a la luz de las circunstancias concretas de su país. El marxismo-leninismo se desarrolla constantemente a medida que se desarrolla la práctica. Ciertas tesis formuladas por un partido marxista-leninista en un determinado período y en determinadas condiciones deben ser substituidas, en otro período y otras condiciones, por nuevas tesis, debido a los cambios de las circunstancias. Si no se hace así, se cometerá el error de dogmatismo y se ocasionarán pérdidas a la causa del comunismo. Pero en ninguna circunstancia un partido marxista-leninista debe usar como pretexto la existencia de ciertos nuevos fenómenos en la vida social para repudiar de raíz los principios fundamentales del marxismo-leninismo, substituir el marxismo-leninismo por el revisionismo y traicionar la causa del comunismo.

En cierta etapa del desarrollo de un Partido Comunista, el dogmatismo y el sectarismo pueden ser los principales peligros. Las dos Declaraciones de Moscú son totalmente correctas al señalar la necesidad de oponerse al dogmatismo y el sectarismo. Sin embargo, precisamente como señalan las dos Declaraciones de Moscú, el peligro principal para el movimiento comunista internacional en su conjunto, en las condiciones actuales, es el revisionismo contemporáneo. El revisionismo contemporáneo, "al tergiversar el marxismo-leninismo y privarlo de su alma revolucionaria, refleja en la teoría y en la práctica la ideología burguesa, paraliza la voluntad revolucionaria de la clase obrera, desarma y desmoviliza a los obreros y las masas trabajadoras en su lucha contra el yugo de los imperialistas y los explotadores, por la paz, la democracia, la liberación nacional y el triunfo del socialismo". En la actualidad, los revisionistas contemporáneos se oponen al marxismo-leninismo so pretexto de oposición al dogmatismo, renuncian a la revolución so pretexto de oposición al aventurerismo de "izquierda" y abogan por compromisos sin principio y el capitulacionismo so pretexto de flexibilidad en la táctica. Si no se despliega una lucha resuelta contra el revisionismo contemporáneo, el movimiento comunista internacional será seriamente perjudicado.

Lenin definió las características principales del revisionismo. La reciente aparición de una contracorriente que está en contra del marxismo-leninismo y que socava la unidad del movimiento comunista internacional, vuelve a probar la justeza de las tesis contenidas en las dos Declaraciones de Moscú. En cuanto a las características principales del revisionismo, Lenin dijo una vez: "Determinar el comportamiento de un caso para otro, adaptarse a los acontecimientos del día, a los virajes de las minucias políticas, olvidar los intereses cardinales del proletariado y los rasgos fundamentales de todo el sistema capitalista y de toda la evolución del capitalismo, y sacrificar estos intereses cardinales en aras de las ventajas reales o supuestas del momento: ésa es la política revisionista."

El proletariado revolucionario y los pueblos revolucionarios marcharán siempre por el camino correcto señalado por el marxismo-leninismo. Este camino, aunque arduo y sinuoso, es el único que conduce a la victoria. El desarrollo histórico de la sociedad no seguirá las "teorías" del imperialismo, ni las "teorías" del revisionismo. Ninguna persona, ningún partido político y ningún grupo, por mucho que hayan hecho por el movimiento obrero, pueden evitar convertirse en secuaces de la burguesía y ser repudiados por el proletariado, una vez que se hayan apartado del camino marxista-leninista, hayan emprendido el camino revisionista y se sigan resbalando por él.

Convocar una conferencia de representantes de los Partidos Comunistas y Obreros

Nos hemos visto forzados a discutir abiertamente aquí las principales divergencias entre el camarada Togliatti y algunos otros camaradas del Partido Comunista Italiano; por un lado, y nosotros, por el otro. Esto ha ocurrido en contra de nuestros deseos. No se habría producido si ellos no nos hubiesen desafiado primero de manera pública y no hubiesen insistido en el debate abierto. Sin embargo, aunque nos vemos obligados a entrar en la discusión pública, deseamos aún de todo corazón que sea posible allanar estas divergencias a través de discusiones de camaradería. A nuestro pesar, vemos que Togliatti y los camaradas que comparten sus puntos de vista se apartan cada vez más del marxismo-leninismo; no obstante, esperamos todavía fervorosamente que no se hundan más y más profundamente, sino que recuperen su orientación y vuelvan a la posición del marxismo-leninismo y a los principios revolucionarios de las dos Declaraciones de Moscú. Deseamos mirar hacia adelante. Hemos propuesto en muchas ocasiones la celebración de una conferencia de representantes de los Partidos Comunistas y Obreros de todos los países para solucionar el problema de las divergencias actuales en el movimiento comunista internacional. Sostenemos que los comunistas de todos los países deben dar primordial importancia a los intereses comunes de la lucha contra el enemigo y a la causa de la revolución proletaria, deben respetar los principios que rigen las relaciones existentes entre los Partidos hermanos establecidos en las dos Declaraciones de Moscú y deben allanar sus divergencias y fortalecer su unidad sobre la base del marxismo-leninismo y el internacionalismo proletario. Este es el anhelo de la clase obrera y de los pueblos del mundo entero.

La historia del movimiento obrero en todos los países de los últimos cien años y tanto está llena de luchas intensas entre el marxismo y diversas clases de oportunismo. Desde su mismo comienzo, el movimiento comunista internacional ha avanzado de manera constante a través de su lucha victoriosa contra el reformismo, la socialdemocracia y el revisionismo. Hoy día, los revisionistas de diversas marcas pueden fanfarronear de momento en forma ruidosa, pero esto no indica su fuerza, sino que, por el contrario, revela su debilidad. La corriente revisionista y la nueva corriente socialdemócrata que actualmente han aparecido en el movimiento comunista internacional, satisfacen las necesidades del capitalismo monopolista y del imperialismo norteamericano y son, por su esencia, producto de la política del capitalismo monopolista y del imperialismo norteamericano. Sin embargo, las diversas clases de revisionismo no pueden impedir el avance victorioso de las luchas revolucionarias de las naciones y pueblos oprimidos de los distintos países, ni pueden tampoco salvar al imperialismo de su ruina final.

El marxismo-leninismo triunfará

En 1913, en el curso de su lucha contra el oportunismo, Lenin señaló, al exponer las vicisitudes históricas de la doctrina de Carlos Marx, que aunque el marxismo había sido sometido a tergiversaciones por los oportunistas, el desarrollo de las luchas revolucionarias de los pueblos de los diversos países del mundo lo había hecho lograr continuamente nuevas confirmaciones y nuevas victorias. Lenin predijo correctamente en aquel entonces: ". . . aún será mayor el triunfo que habrá de aportar al marxismo como doctrina del proletariado, en la época histórica que se avecina." Sentimos hoy que el marxismo-leninismo se encuentra en una nueva e importante coyuntura histórica. La lucha entre la corriente marxista-leninista y la revisionista antimarxista-leninista se pone una vez más, en forma aguda, en la agenda de los comunistas de todos los países. Estamos profundamente convencidos de que por muy complicada que sea la lucha, la tendencia marxista-leninista triunfará finalmente.

Hace más de cien años, en el Manifiesto del Partido Comunista, Marx y Engels hicieron un intrépido y valiente llamamiento a todo el mundo: "Las clases dominantes pueden temblar ante una revolución comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar." Este gran llamamiento estimula a todos los revolucionarios dedicados a la causa del comunismo, al proletariado del mundo entero, y les infunde plena confianza en el futuro, para que rompan vigorosamente todos los obstáculos y avancen hacia adelante de manera valiente. En la actualidad, las filas del proletariado internacional se hacen cada vez más poderosas, la conciencia política de los pueblos de todos los países se eleva constantemente, la lucha por la paz mundial, la liberación nacional, la democracia y el socialismo logra victoria tras victoria y las grandes ideas del socialismo y del comunismo atraen a un número creciente de naciones y pueblos oprimidos que se encuentran en una situación difícil y penosa. ¡Que tiemblen el imperialismo y los reaccionarios ante la gran marea revolucionaria de la clase obrera y de todas las naciones y pueblos oprimidos del mundo! ¡El marxismo-leninismo logrará la victoria final! ¡La causa revolucionaria de la clase obrera y de todos los pueblos del mundo logrará la victoria final!

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